
Boceto y arte… un viaje creativo
El boceto, un lenguaje y una escritura artística.
Desde mis inicios en el mundo artístico, siempre me ha fascinado la forma en que nosotros, como seres humanos, buscamos captar, comprender y expresar nuestra percepción del mundo. Mucho antes de profundizar en las refinadas técnicas de la pintura o la escultura, existió el boceto, también muy presente en mis investigaciones arquitectónicas. Para mí, este modo de expresión simple pero poderoso es un pilar esencial de mi enfoque artístico, incluso en la era digital.
Dibujar y arte o arte en dibujar. Dibujar es a menudo mi primer paso en un viaje creativo. Es una instantánea, una impresión cruda e inmediata de lo que siento o percibo. Está libre de las limitaciones de los detalles finitos y captura la esencia misma del punto que deseo plantear.
Cuando pinto, el boceto es mi esquema, una oportunidad para plasmar mis ideas en papel antes de realizarlas a gran escala. Y como artista contemporáneo que evoluciona en un mundo saturado de imágenes, encuentro en el boceto un recordatorio del poder de la simplicidad, una invitación a la observación y una reconexión con el instinto.
En esta era moderna donde todo es rápido e instantáneo, dibujar me devuelve al valor de la paciencia y la observación cuidadosa. Me enseña la importancia de mirar realmente, en lugar de sólo ver . Cada trazo que hago, cada marca que dejo, es el reflejo de una decisión, una respuesta a mi entorno, mis emociones y mis pensamientos. Es una forma de calificar una prioridad para ciertos rasgos. ¿El dibujo y el arte son inseparables?
Para mí, dibujar es más que una simple herramienta: es un campo de experimentación, una oportunidad para cometer errores, aprender y crecer. Cada boceto es un paso más en mi viaje artístico, una exploración continua de mi percepción ambiental.
A pesar de la omnipresencia de la abundancia digital, virtual y visual de nuestro tiempo, encuentro en el dibujo una expresión auténtica del toque humano, la imperfección y el proceso creativo. Es, para mí, el arte en su máxima expresión. Y quizás por eso sigo, incansablemente, haciendo del boceto el elemento principal de mi enfoque artístico .
El boceto, trabajo preparatorio.
Cuando nos sumergimos en el mundo artístico, el boceto muchas veces se percibe como un esbozo, un borrador o incluso un simple paso preliminar. Sin embargo, a lo largo de mis años de práctica, he comprendido que dibujar como trabajo preparatorio es mucho más que eso. Es una fase crucial, un pasaje casi iniciático que orienta, da forma y enriquece la obra final.
En el silencio de mi estudio, frente a un lienzo en blanco o un bloque de arcilla, el boceto es mi primera interacción. Es a través de él que empiezo a traducir las visiones y emociones que se arremolinan dentro de mí. Cada línea, cada boceto, aunque imperfecto, lleva en sí la promesa del trabajo por venir.
Es cierto que al dibujar no siempre se requiere precisión, y esa es su belleza. Se trata menos de reproducir fielmente una imagen que de capturar una esencia, una atmósfera, una intención. Los detalles vendrán más adelante; aquí lo que importa es el movimiento, el flujo, la dinámica. Es un momento de experimentación donde puedo permitirme explorar, probar, cometer errores, rediseñar.
El boceto preparatorio es también una conversación conmigo mismo. Me ayuda a definir mis ideas, perfeccionar mi enfoque y considerar diferentes perspectivas. Es un diálogo constante entre mi mente y mi mano, donde siento las bases, los contornos de lo que será mi expresión artística. ¿El dibujo y el arte son fuerzas mutuamente impulsoras?
Pero más allá de su función utilitaria, el boceto tiene un valor intrínseco. Es, en sí mismo, un testigo del proceso creativo, un diario visual de mis reflexiones y vacilaciones. Al revisar mis cuadernos de bocetos, puedo ver la evolución de mis pensamientos, los diferentes caminos que pude haber tomado y apreciar la elección final.
En definitiva, si la obra final es el destino, el boceto es sin duda la guía. Una guía a veces imprecisa, a menudo fragmentaria, pero siempre sincera y auténtica . Él encarna el principio, el germen del que surge toda la creación. Y es por eso que, a pesar de la importancia que se le da a la realización, siempre seguiré atesorando y valorando el boceto como etapa fundamental de mi trabajo artístico. A veces incluso dejo la huella de este escrito en mis obras para definir mejor la intención o el tema. En este proceso de escritura, el boceto y el arte se unen para complementarse.
A pesar de todo, dibujar sigue siendo una herramienta que hay que dominar. Personalmente no puedo evitarlo... pero entiendo perfectamente que algunas personas sientan la necesidad de liberarse de él y prefieran la espontaneidad inmediata para trasladarlo a un lienzo o a un material para esculpir. Lo habrás entendido… este no es mi caso.
El boceto: ¿un acercamiento imprescindible a lo figurativo? No necesariamente.
El panorama artístico es rico en debates, opiniones y métodos. Entre ellos, a menudo se discute el papel del boceto en la obra figurativa. Para muchos, el boceto destaca como una herramienta imprescindible, casi ritual, en el abordaje figurativo. Sin embargo, a través de mis experiencias y observaciones, me hacen creer que, si bien dibujar es innegablemente valioso, no es necesariamente esencial para todos los artistas figurativos.
Tradicionalmente, dibujar se considera una forma de capturar rápidamente una escena, un rostro, una postura. Permite al artista capturar la esencia de un tema, estudiar sus matices y detalles. En el enfoque figurativo, donde a menudo se valora la representación fiel de la realidad, se podría fácilmente concluir que el boceto es un requisito previo. Proporciona una base sólida sobre la que construir una obra más elaborada, al mismo tiempo que sirve de guía para respetar las proporciones, las sombras y las luces.
Sin embargo, el arte, en su propia esencia, es un territorio de libertad e innovación. Si bien el boceto es una herramienta útil para muchos, otros artistas han optado por alejarse de él, prefiriendo sumergirse directamente en su medio preferido, ya sea pintura, escultura o cualquier otra forma de expresión. Para estos artistas, la espontaneidad y la intuición priman sobre la preparación y la planificación. Su enfoque se basa más en la interacción directa con el sujeto, donde la emoción y la percepción inmediata guían sus manos.
Algunos podrían argumentar que dejar de dibujar es renunciar a cierta forma de precisión o dominio. Sin embargo, hay muchos maestros del arte figurativo que han creado obras impresionantes sin siquiera realizar un solo boceto preparatorio. Su talento reside en su capacidad de trasladar su visión y sus sentimientos directamente al lienzo o a la escultura, sin intermediarios.
En conclusión, si bien el boceto sigue siendo una técnica privilegiada y reconocida en el mundo del arte figurativo, está lejos de ser un enfoque universal o imprescindible. Cada artista va forjando su propio camino, con o sin bocetos, en busca de su verdad artística. Después de todo, ¿no es el arte una cuestión de perspectiva y expresión personal?